Diarios de Cuarentena

RB / 2&3Dorm

Publicado el 06 de abril del 2020 en 2&3Dorm

Exiliadxs en la krisis del desierto continuamos sin aceptar la enfermedad, seguimos «impacientadxs, por el presente, enemigxs del pasado y privadxs del porvenir» sin querer mirar a los ojos las impresiones que nuestro tiempo nos ofrece. En medio de todo esto, lxs amigxs de 2&3DORM  nos comparten sus Diarios de Cuarentena, invitándonos a abandonar la normalidad de la crisis, para habitar, por fin, la tensión y la contradicción. Publicamos aquí las reflexiones del 4 de abril, pueden encontrar las anteriores entradas aquí.


¿Un mundo sin dinero?

Dice Bob Black que “todos los trabajadores industriales y oficinistas son empleados y padecen formas de vigilancia que aseguran la sumisión”. En el mediometraje Arbeiter verlassen die Fabrik [Trabajadores saliendo de la fábrica], realizado para conmemorar los 100 años de la primera proyección pública de un film —que justamente mostraba a unos trabajadores saliendo de la fábrica Lumière—, el director alemán Harun Farocki se dedicó a comentar cinematográficamente esta tesis de Black.

Mientras pasan las imágenes con las que abre su película, Farocki observa un fenómeno que hoy se está viviendo de forma invertida. Los trabajadores que nos muestran los hermanos Lumière son un grupo social; la toma y la acción de la escena así lo demuestran. Pero, ¿a dónde van? ¿Van atrasados a una importante reunión? Las imágenes que acumula la historia del cine parecieran indicar que escapan. La fábrica siempre ha sido escenario de “conflictos sociales”. Esa es una parte central del contenido asociado al ícono.

En lugares como India las fábricas a la antigua, esos condensadores sociales, obras maestras de la arquitectura, la ingeniería mecánica y humana¹, hoy son casi inexistentes. Quedará una que otra por ahí —modernas oficinas de multinacionales, ensambladoras de smartphones o co-workings— pero en la mayor parte de la gran industria India (textil, etc.) el lugar de trabajo no se distingue de la vivienda.

Quizá por esto el famoso lockdown no le parece tan descabellado al primer ministro Modi, que ya de entrada tiene poco interés por las brutales condiciones de hacinamiento en que vive el pueblo. La instrucción es clara: todo mundo en sus casas. Y le dio carta blanca a sus policías para que mantengan las calles “limpias”. Se han dado el gusto hasta de hacer bromas disfrazándose de Covid-19 para controlar el tránsito o de apalear a quien encuentren rompiendo la cuarentena. Aunque la casta de mafiosos al poder de un momento a otro se volvieran santos, jamás podrían resolver por sí solos el problema que enfrentan.

No solo es absolutamente imposible para el gobierno contener la propagación del virus en un país de 1400 millones de personas, mucho menos dar abasto con su sistema de salud, sino que incluso estando encerrados en sus hogares/fábrica, los indios son incapaces de sostenerse económicamente porque nadie está comprando lo que producen para subsistir.

Esto está ocurriendo en todo el mundo producto de los despidos masivos. Las empresas despiden porque no tienen ventas, pero al despedir a la gente, reducen al mismo tiempo el volumen de demanda. El dinero está dejando de circular como antes, y se está volviendo de una forma incontrolablemente rápida escaso e inútil. Esto obviamente tiene a los fieles de la economía desesperados. Su ansiedad y escándalos neuróticos, en todo caso, en nada pueden compararse con la realidad de miles de millones que están quedándose sin comer por vivir en este mundo que depende esclavizadamente del dinero. Una mujer de la ciudad de Mumbay, sostenedora de un hogar de cinco y que vive al día, le gritaba a un periodista: “¡El coronavirus nos matará de tos o de hambre!”

En Chile se quizo hacer creer que el levantamiento de octubre fue culpable de la crisis económica actual, cuando en realidad fue todo lo contrario. La idea de que la pandemia está desatando una crisis global al paralizar la producción y circulación de dinero es igualmente falsa: el virus solo reventó la burbuja financiera sobre la que los capitales internacionales estaban sentados desde la caída y “reactivación” del 2008. La crisis económica, como lo anunciaron antes del virus países como Chile, Francia, Haití, Irak, Jordania, etc., ya estaba ahí. Pero también estaba ahí en los 70s. Y hace 100 años. Las fluctuaciones descontroladas son la carne del sistema del dinero². Su constante e inevitable deterioro también. Pero ahora su principio fundamental, “economía o vida”, llegó golpeando hasta las puertas del patrón. De este jaque no es fácil salir.

Así lo demuestran las últimas declaraciones del G20 tras su telereunión³, y también las declaraciones del grupo Alsea en Chile, que controla Starbucks y Burger King, entre otros. Estos últimos anunciaron que, haciendo uso de “todas las armas que les otorga la democracia”, dejarían de pagar el sueldo de 90% de sus trabajadores. “Trabajadores cuya hora de trabajo vale menos que un espresso”. Toda la absurda situación laboral descrita por los sindicalistas del holding en este nuevo montaje empresarial sería excelente material para un chiste del dibujante argentino Quino4.

El cuadro, mientras más de lejos se le mire, permite empezar a hacer todo tipo de cálculos, pasando del humor a la tragedia. El autoritarismo cibernético Chino está a la vuelta de la esquina, la gran reconstrucción que vendrá les dará una excusa perfecta para exportar su sistema e insumos, el espectacular despliegue de las olimpiadas el 2008 fue un anuncio público de esta estrategia de dominación, el plan es el totalitarismo global, etc. Las teorías de conspiración pueden ser o no reales, pero lo que indiscutiblemente se manifiesta como parte integral de esta experiencia es un sentimiento paranoide generalizado que en nuestra cultura se siente como en casa. Especular se vuelve, nuevamente, más importante que estar presente.

Pero es cierto que la incertidumbre apremia y se moviliza rápido. En este contexto, en un mundo que exige a las personas someterse a toda costa a sus intercambios monetarios (la ciudad), el trabajo asalariado es la necesidad vital. Después de algunos días de claustro, ir al trabajo se transforma en un privilegio porque es una oportunidad para escapar del encierro. La proletarización se completa5. El mundo es, en esta escena, un gran campo de concentración. En ese sentido, nada muy distinto del mundo observado por Farocki.

Entre todo lo novedoso que surge a nuestro alrededor, sea positivo o negativo, hay un espíritu que ronda subterránea pero activamente y en contraste total con la paranoia. Hay quien está tomándose el virus como un sano reto. Como una forma de superación, una invitación a ir más allá. Esto se manifiesta de muchas formas. Lo hemos visto alrededor nuestro desde el primer día. No son solo las barricadas espontáneas como las de Puerto Chacabuco, en el sur de Chile, esta semana. No es solo la creatividad pública en cualquiera de sus manifestaciones. Hay quien ve el virus directamente como un llamado a recuperar su sistema inmunológico, a estar física y mentalmente preparadxs para enfrentar no solo la amenaza biológica del virus sino también, como decía Genesis P-Orridge, la “amenaza psíquica”6.

Atrapados en un entorno autoritariamente tóxico, donde nuestros cuerpos están expuestos a todo tipo de virus biológicos, mecánicos y digitales que nos someten a formas cada vez más brutales de miseria, hay quien piensa que la sobrevivencia impuesta desde arriba puede transformarse en vivencia autoimpulsada, y esa vivencia a su vez en liberación. Ciertas técnicas así lo demostrarían.

4 de abril


1 Sobre la fábrica como obra maestra se puede consultar otro documento del cine
aleman, Der VW-Komplex, del director Harmut Bitomsky.
2 “En otras épocas, el tiempo era más lento y más predecible; hoy en día, en los mercados especulativos, el tiempo se mide en nanosegundos, que sólo las computadoras poderosas pueden medir. Por eso nuestro especulador tratará de ganar dinero con las cotizaciones fugaces de los valores que posee, reuniendo información sobre las empresas con título u otros especuladores más o menos (mal) informados. El ritmo de compra y venta de valores es muy elevado y las operaciones se realizan como resultado de pequeñas variaciones en los precios de los valores; por ejemplo, al ser positivos producen ganancias de valor y se mantienen si se esperan nuevas subidas; o se venden inmediatamente si se esperan reducciones de precios.” Para un breve pero incisivo análisis sobre cómo el sistema financiero se comporta en estos tiempos de crisis global consultar la última entrada de Grazia Tanta, Como o sistema financeiro se vem apossando da Humanidade [Cómo el sistema financiero se ha apoderado de la humanidad], disponible en portugués aquí.
3 Algunos de los puntos más importantes de esta reunión están resumidos en
una declaración del gobierno británico, disponible en inglés aquí.
4 Ver noticia aquí
5 Acá lo que describió Marx en torno a la primera forma de alienación que engendra el capitalismo: “cuanto más se vuelca el trabajador en su trabajo, tanto más poderoso es el mundo extraño, objetivo que crea frente a sí y tanto más pobres son él mismo y su mundo interior, tanto menos dueño de sí mismo es. Lo mismo sucede en la religión. Cuanto más pone el hombre en Dios, tanto menos guarda en sí mismo. El trabajador pone su vida en el objeto, pero a partir de entonces ya no le pertenece a él, sino al objeto. Cuanto mayor es la actividad, tanto más carece de objetos el trabajador”
6 Las tesis de lx recientemente difuntx Genesis al respecto pueden ser encontradas en su obra maestra literaria THEE PSYCHICK BIBLE: Thee Apocryphal Scriptures Ov Genesis Breyer P-Orridge and Thee Third Mind Ov Thee Temple Ov Psychick Youth, lamentablemente aún sin traducción al castellano. Así como su música que vivirá para siempre, esperamos también que su palabra se difunda en todos los idiomas.