Bartleby el escribiente

Bordear los límites de una literatura de lo posible es empezar a desmantelar el poder de los textos-discurso, riendo ante la solemne idea de verdad que se les pretende asignar; aun a sabiendas de que estamos insertxs en la máquina, cumpliendo funciones dentro de su gramática, convirtiéndonos en ciudadanos trabajadores que pagan sus impuestos en el gran texto social. Decidimos abrir surcos poéticos en los intersticios de sus tuercas, para abogar por momentos de detención dentro de la máquina.

Por ésto, Preferimos ser puntos de fuga ante la tragedia del “hombre moderno”, palabreando sin esperanza pero con estallidos, haciendo del descenso una caída en el pecado, profanando los textos para liberarnos en ellos, vernos tentados a la destrucción de la máquina, tentados más no obligados, es un juego sin retahílas morales. Un Preferir No, a las luces cavernales de la cultura dominante.

Para un devenir Acéphalo… aquí

A los resignados

Poema de Albert Libertad, tomado de su libro Contra los rebaños, contra los pastores:
Resignados, mirad, escupo sobre vuestros ídolos; escupo sobre Dios, escupo sobre la patria, escupo sobre Cristo, escupo sobre las banderas, escupo sobre el capital y sobre el becerro de oro, escupo sobre las leyes y los códigos, sobre los símbolos y las religiones: no son más que juguetes de los que me burlo, de los que me río… No son nada salvo gracias a vosotros; abandonadlos y se harán migas. Sois, pues, una fuerza, oh resignados, de esas fuerzas que se ignoran, pero que no por eso dejan de ser menos fuerza, y yo no puedo escupir sobre vosotros; no puedo sino odiaros… o amaros.
Por encima de todos mis deseos, tengo el de sacudiros la resignación y despertaros con furia a la vida. No hay paraíso futuro, no hay porvenir, no hay más que el presente.