A la norma, a las formas en que la cuerpa habita la guerra en la que se encuentran asignados roles y funciones que somatizan, limitan e imponen las barreras de la normalidad -de lo que una cuerpa debe superar y silenciar- le oponemos la destrucción de “yo”, como aquel mandato del “estar bien” aún, cuando la violencia del sometimiento traducida en instituciones: la infantilización de las iglesias, el imperio de la ley y la corrección de la moral todo lo dañan.
Solo queda una cosa por decir para quien ha llegado a esta cuerpa-fanzine: profana la propiedad: ¡¡¡¡piratea y difunde!!!!