A propósito de la movilización del 28 de Abril cabe hacer algunas consideraciones.

1.Los sectores que se denominan de izquierda carecen de imaginación política. Desde hace muchos años sólo saben hacer “oposición” al gobierno de turno. Cabe cuestionar la palabra oposición ¿cómo se puede hacer oposición si todo se hace conforme al deber ser? ¿Qué oposición se hace cuando se obedece a la forma de protesta establecida por un gobierno?
Los gobiernos no son ingenuos y han comprendido cómo funcionan los sectores inconformes. Saben que se activan y salen a las calles cuando se están pensando y procesando reformas desde el ente central. Es evidente y no hay que ser un politologue para poderlo comprender. El aparato de Estado sabe prever cuando el orden se puede ver parcialmente alterado. Por esto, crea estrategias de contención. Igual no es muy complejo, porque lo que se autodenomina oposición siempre hace lo mismo.

2.La calle se ha convertido por excelencia en un protestodromo a cielo abierto (acá se le hace un guiño al cancelado F). Los ciudadanos se alistan para la protesta. Ese día dejan de ir al trabajo o al estudio. Con anterioridad han usado sus redes para denunciar lo que está pasando. También las usan para rotar el flayer de la convocatoria. Cuando es el día de salir a las calles, llegan al punto de encuentro y hacen el recorrido. Recorrido que está custodiado por la policía para garantizar el buen funcionamiento de la protesta. Si se presenta un percance, se corre, se grita, se graba, en fin, se descargan tensiones, se renuevan los ánimos. Según las condiciones, se puede ir por una cerveza o algún licor, y si no, se ha de volver a casa para descansar porque al otro día debemos continuar con nuestras obligaciones.

3. La subjetividad citadina necesita de poca represión: los mecanismos de control y de dependencia se encargan de mantener todo en orden. En palabras del tiqqun
“Lo cierto es que por ahora dependéis de nosotros en todos los aspectos de vuestra vida. Coméis lo que nosotros producimos, respiráis lo que nosotros contaminamos, el menor resfriado os pone a nuestra merced y, sobre todo, no podéis nada contra el poder de nuestra policía, a quien hemos conferido toda la libertad, tanto de acción como de apreciación”. No se puede pelear contra quien te brinda el trabajo, el pan y todo lo que necesitas para subsistir. Cualquier intento de transgresión, será sutilmente castigado. A parte, hemos de recordar que si los mecanismos de control no funcionan, están las prisiones, las fosas, y toda una serie de lugares para quienes no hagan las cosas conforme a como se debe.

4. Desde que sigamos siendo dependientes, la posibilidad de oposición y creación de otras formas de vida nos son arrebatadas. Las formas en que protestamos sólo muestran la impotencia y la infertilidad de quienes padecen la miseria de este mundo. Toda la epistemología de quienes nos dominan ha sido apropiada por los dominados.  Quizás comprender los mecanismo psíquicos del poder nos permite abrirnos a otras posibilidades.

5. La izquierda sólo sabe protestar contra la miseria del capitalismo. En cambio, goza con las formas de felicidad que este sistema ha creado. Es por esta razón que no cuestiona el estilo de vida de la clase media y alta, todo lo contrario, desea que los sectores de la clase baja puedan llegar al nivel medio o alto de la pirámide.
El trabajo nunca ha sido un problema, sólo la forma en la que se desarrolla. EL transporte público (vías, metros, sistemas integrados) se concibe como un gran avance para el progreso y la movilidad, pero no se ve que este tipo de reformas sólo buscan la optimización del flujo de mercancías. La educación todavía se ve como una posibilidad de salir adelante, de progresar o ascender en la escala social, y por esto, sólo se cuestiona el hacinamiento, la falta de presupuesto, pero no la educación misma. Quizás por esto es que se exigen mejores condiciones para el trabajo y la educación, como también más inversión en el desarrollo vial. Cabe pensar qué otros aspectos que se nos han vendido como posibilidad de mejoramiento de nuestra calidad de vida, no son más que ilusiones que nos mantienen en la misma miseria.

7. Desobturar la imaginación política no es diversificar las formas capturadas de protesta que nos vienen de antaño. Estas formas que conocemos ahora fueron íntegramente transgresoras en su momento, pero para nuestro tiempo, están totalmente cooptadas y son previsibles. Cuando se sabe cómo actuará el contrincante, se crean las condiciones para disminuir su impacto.
Desobturar la imaginación política  pasa por crear nuevas formas de vida más allá de las que nos han sido dadas. Se trata de dejar atrás las formas que nos han sido enseñadas en nuestro proceso de vida y arrojarnos a la invención de nuevas formas. Es peligroso e incierto, pero es el precio que se ha de pagar por el acto mismo de creación. Quizás aquí reside la grandeza de quienes crearon las formas de lucha que conocemos ahora, y la bajeza de quienes ahora creen en ellas por tradición.

8. Pensar el poder no como un ente central que hace escuchar su mandato por medio de la represión, sino como un poder que tiene cientos de dispositivos que se encargan de crear subjetividad, quizás nos permita salir de esta repetición de lo mismo. Esto que llamamos ciudadano, mecanismo de participación, derechos y deberes(…) con sus respectivos mecanismo humanos y no humanos de reproducción discursiva, son una trampa para mantenernos en este horrible juego.

9. Mi impotencia la que está gritando, mi impedimento el que sigue entero, y sepan que ya estoy muerto aun cuando siga gritando. Porque el que murió luchando, vive en cada oficina y lugar de trabajo o estudio.

10. No se trata de mirar al pasado con nostalgia y tratar de recuperar los años mozos. Octubre, mayo, marzo, entre otros, ya fueron y no volverán. Si algo hemos de aprender con estos episodios de la revuelta, es que lograron conjurar con imaginación y riesgo. Cortaron con toda una tradición y se arrojaron a los lugares que antes no habían sido explorados. Como dirían por ahí: no hay condiciones ideales, sólo podemos hacer con lo que hay, y para esto, debemos hacer ”el análisis concreto de la situación concreta”, es decir, volcar la mirada a nuestro presente. No hay un mañana mejor. El mesías no existe.

11.Es importante hacer la oración antes de ir a dormir y pedir al divino Dios que nos solucione cada uno de nuestros problemas. También es importante arrepentirse, curar la conciencia, frente a aquello que estuvo mal. Pero lo más importante, está en ir a misa cada 8 días. Sólo así, el gran señor, te escuchará y aparte de solucionarte la vida, te brindará un lugar en el cielo. No importa el resto, con que te arrepientas, asistas a misa y limpies tu conciencia, todo está más que bien.  Este es un ejemplo digno de aprender. Nosotros, la izquierda, oposición, la esperanza del mundo, debemos asistir a cada movilización. No importa que sea una vez al mes, lo importante está en asistir y manifestar la inconformidad. El gobierno sabe que si no escucha el pueblo tendrá problemas. Por esto, es importante manifestar la inconformidad. Pero no basta con eso. En las redes hemos de publicar y de denunciar. Siempre hemos de sacar un ratico, por pequeño que sea, para informar y manifestar el problema. No importa que nuestra vida esté absorbida por el sector privado o estatal, porque lo fundamente reside en manifestar verbalmente el problema que hay en el país.

12.Denunciar es sumamente importante. Denuncia donde puedas denunciar, no vaya a ser que te metas en problemas. Recuerda leer el momento y el lugar donde estás, no vaya a ser que toques alguna fibra y te veas perjudicado. Puedes denunciar en el trabajo, en la universidad, pero recuerda modular tu lenguaje y saber a quienes te diriges. Si no lo haces, tendrás que cargar con la culpa de que como no eres parte de la solución eres parte del problema. De verdad, cumplir con el diezmo y la oración, son muy tranquilizadores para la conciencia. Es mejor hacer poco que nada.

13.Por favor, no nos interpreten mal. No estamos queriendo decir que vuestros aportes para la transformación y mejoramiento de las condiciones de nuestro país no son valiosos. Todo lo contrario, insistimos en que se debe persistir en lo que se hace. Entre más seamos los inconformes, mayor será nuestra voz. Por eso, queremos recordar un gran luchador social poco reconocido. Si no hubiese sido asesinado y sus propuestas hubieran sido escuchadas, no tendríamos la crisis tan aguda que tenemos ahora.
Pablo Emilio te recordamos con agrado y cariño. Recordamos que quisiste pagar la deuda externa y liberarnos del imperialismo yanqui. Pablo Emilio, Paz en tu tumba y bendiciones para tu familia.

14.Por último, recordamos los asesinatos por parte del estado. No queremos seguir llorando ni lamentando lo que hacen con nuestros cuerpos. No queremos morir en las manos de un tombo. No queremos recibir su autoridad al interior de un CAI o un centro de detención. Tampoco queremos seguir en la quejadera eterna. Denunciar se nos ha hecho aburrido, impotente, pesado, poco cool: los comunicados, las denuncias, las investigaciones, nos da locha leerlas, además escriben muy maluco (como nosotras :´c). Y para cerrar solemnemente nos preguntamos ¿Qué han hecho de nuestro cuerpo para que cuando nuestra vida esté en peligro, solo podamos sacar comunicados y apelar a la “buena” voluntad del estado? No olvidamos a quienes murieron frente a las cámaras de sus amigxs, ni a quienes capturaron ante los ojos del arsenal de lágrimas y gritos de quienes protestan.

 

Amix, no lo olviden: les queremos.
Besitos.
No olviden tomar agua y usar el tapabocas… ya que les gusta tanto que les digan Qué Hacer ☭.

 

Toda tuya.

Federico Espinosa[1].

 

 

[1] Investigador independiente graduado de Trabajo Social en la Univalle, candidato a Magister para Ciencia Política. Entre sus obras más destacadas se encuentran: ¿Qué hacer con el Qué Hacer?, El mejor matrimonio: la izquierda y la derecha, El Marxismo de derecha: la nostalgia por Lenin, ¿Cuál es el debate compañera?

Un comentario en «A propósito de la movilización del 28 de Abril cabe hacer algunas consideraciones.»

  1. Nuestro culto: la espontaneidad.
    Nuestra institutriz: la vieja loca de la casa (la imaginación).
    Nuestro nombre: fuganómada porque siempre huimos y nunca nos comprometemos.
    Nuestra máxima revolucionaria y filosófica: creer que decimos algo disruptivo cuando en realidad no estamos diciendo absolutamente nada.

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